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Monday 17 July 2023

¿Con qué cuerpo me levantaré dentro de una semana?

Tengo la sensación de unos resultados médicos, como si tuviesen que hacerme una biopsia y quizá necesite prepararme para lo peor. No sé ni qué pensar. He de ser honesta y reaccionar. Para mí es expresar con sencillez lo que pienso.

Yo viví toda la gobernanza de Aznar (1996-2004), sus ansias de gloria, su prepotencia, su mano negra en ayuntamientos: Gallardón y la ley del aborto, la guerra de Irak y las sonrisitas con Bush y con Blair. Y entonces el 11M le estalló en la cara, como una bomba transportada en una mochila y detonada con un móvil.

El mal perder en el poder. Es un fenómeno que ocurre cuando se da por sentado que el cargo es vitalicio y que nadie más que tú sabe desempeñarlo. Ocurre por doquier. Entonces te levantas de entre los muertos e inventas los tentáculos. Te conviertes en patético opinador o en pulpo que tiene las manos largas. Y le pasó a Rodrigo Rato, que no pudo ser presidente del gobierno ¡mecachis! y le pasó a Miguel Ángel Rodríguez, que se quedó en penoso portavoz del gobierno. Y le pasó a Felipe González, ¡qué decepción más grande! Y también están ellas. Esperanza Aguirre, que quiso ser nuestra Thatcher, Botella, temible analfabeta que destruyó vivienda pública, Cospedal, que casi se carga la sanidad pública en Castilla La Mancha. Ellos y ellas, que se quedaron a medias porque siempre les sabe a poco, se van por las puertas giratorias, a las compañías eléctricas, a seguir creando grandes fortunas en Marruecos o Sudamérica, y a cultivar bonsáis. Pero algunos, después de la destrucción que ocasionan, siguen presentando una debilidad máxima: tienen muy mal perder, y necesitan seguir ejerciendo poder en la sombra. E inventan sus propias creaciones con un discurso de manipulación ¡que funciona a la perfección! Y las creaciones a veces se parecen a monstruos de la talla de Ayuso o Abascal y que llegan incluso a devorarse a sí mismos y despertar de entre los muertos, como Rita Barberá, que después de todo lo robado la encumbrarán aún más. ¡Increíble si no fuera cierto!

Lo que necesitamos es otra cosa que pasa por destruir a estos gobernantes de mierda. Tenemos poder para ello pero no nos damos cuenta, y los sufrimos en silencio, como las hemorroides. Perdonad el tono pero la circunstancia lo precisa.

Miro el futuro con preocupación, como la persona que espera los resultados de una prueba médica que no pinta nada bien. Y siento que todo esto es fruto de haber consentido entre todos la mala praxis de algo tan sagrado como debería ser el gobierno de los pueblos. Ningún pueblo está a salvo de sus gobernantes. Esa ha sido la terrible maldición de la historia. Un pueblo tiene que reivindicar un gobierno a su altura, que lo respete, que lo cuide, que lo proteja de muchas barbaries. Y resulta que los peores enemigos siempre han estado dentro, han sido los propios dirigentes, fuesen reyezuelos o dictadores. Por eso la importancia de guillotinar a los malos dirigentes, porque está claro que nunca van a rendir cuentas, y dejar el poder al pueblo, al menos el pueblo se supone que entre todos encontraremos lo mejor para todos, salvo que haya algún listo o lista que se suba de tono y la pifie. ¡Y hay tanto listo y lista en España! Por eso habría que imponer la alternancia en el poder como algo sano. Ninguno podemos garantizar que no nos convertiremos en monstruos. Un trocito de poder que te den y ya te vuelves imprescindible. “¿No conoces a fulanito? Pues dále un carguito.” Puto ego.

Y ahora piensa bien. Yo no voy a convencer a estas alturas a nadie. Lo que sí que quiero es que observes si este gobierno que votas va a proteger a todos o a unos cuantos, ¿solamente se van a proteger entre ellos? ¿me van a respetar como persona, como mujer? O me van a señalar por pensar distinto. No sé si con mi novela acabaré censurada por hablar de los represaliados en la guerra civil y resulta que mi madre tenía razón desde el principio. El título de la novela "De color de amapola" (que solo tiene un año) es un homenaje a Miguel Hernández, que era del pueblo y más bonico que todas las cosas. ¿Miguel Hernández fue un peligro?

Roberto Ibáñez, al que también quiero homenajear en su reciente fallecimiento con la viñeta que ilustra este post, supo entender al partido P.E.D.O. Maravilloso, sin palabras.

Como si fuese casualidad (no creo en ellas) he finalizado la lectura de “Subir a respirar” (Coming up for Air) de George Orwell. Hay una cita de este libro que vamos a repensar juntos: “Cuando el fascismo llegue finalmente a Occidente, lo hará en nombre de la libertad.”

No sé los presupuestos económicos de Vox. Me figuro que son extraordinarios porque han empapelado Alicante. En la parada del autobús, un cartel gigante con la foto de Abascal vestido de la marca esa que es de Bertín Osborne, el capote o no sé cómo se llama. El cartel no contiene ningún texto. Solamente una palabra gigante: LIBERTAD

Creo que es más necesario que nunca ir a votar. No son ciclos o alternancia de poder. Esto es bien difícil de digerir: es otra cosa. Rajoy es una monjita de la caridad comparado con estos bichos, hijos directos del odio de los hombres de Paco, sí, de Queipo, de Millán, de Yagüe... Por eso los españoles jóvenes que no conocen la historia lo viven con soltura. No saben bien lo que ocurrió en España hace tres generaciones. El dolor fue inmenso y parece que había que olvidarse de tanta pena. No se aprendió bien. 

Hagas lo que hagas, no te quedes sin votar. Y vota bien.


Fingiré que no te has ido

  FINGIRÉ QUE NO TE HAS IDO Cuando me levante de madrugada buscando sacudir algún miedo que quedó enredado entre las sábanas. Cuando el...