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Saturday 6 November 2021

Encara no ho saps?

Mercedes Salisachs (1916-2014) fue hija de un rico industrial barcelonés. Lejos de acomodarse a su buena situación económica, se comprometió con la escritura y con la vida de forma admirable. Estudió peritaje industrial y se casó  a los dieciocho años con el hijo de otra acaudalada familia catalana. Los estudios se los eligió su padre. Estudiaba por libre, con profesores particulares, y a los exámenes que eran públicos acudían su familia y su novio. No le gustaban los estudios, pero contaba que obtuvo notas excepcionales "por amor propio". Y ese amor propio puede decirse que es su rasgo más destacado, además de su enorme atrevimiento y el hecho de ser una mujer inmensamente trabajadora. Lo suyo con la literatura fue un amor que duró toda la vida: no necesitaba de triunfos para seguir escribiendo en los momentos en los que ella decidió hacerlo con una coherencia y un frenesí inauditos para su edad y condición.

Sin embargo, no tuvo que ser nada fácil lo de decidirse a escribir.

En la sociedad burguesa de la época, que una mujer escribiera no estaba bien visto. Debutó con la escritura a los 39 años y no la admitieron ni las señoras ni los escritores de entonces: las primeras porque sus libros -decían- eran escandalosos, los segundos porque entendían que una señora no podía escribir, que seguramente "tenía un negro". A pesar de haber sido elogiada por Primera mañana (1955) y en alguna que otra ocasión, la ignoraron, estando como estaba también alejada de los círculos literarios madrileños. 

Incluso siendo considerada un bicho raro, ella siguió adelante.

Tuvo cinco hijos y Miguel, su segundo hijo, murió a los 21 años de un accidente automovilístico. El dolor es un gran acicate para seguir escribiendo, y así fue: Miguel fue la inspiración para escribir la novela con la que ganaría el primer Premio Planeta de la democracia en 1975. La gangrena no es una novela fácil. Escrita en primera persona, retrata una alta sociedad catalana donde la hipocresía y la traición está a la orden del día, una sociedad que ella bien conocía: muy compleja, llena de preguntas y respuestas difíciles de contestar. La gangrena no distingue de ideologías, se extiende a derecha e izquierda, corrompiendo a todo ser humano.

Mercedes Salisachs se permitió retratar aquella percepción que tenía de aquella sociedad haciendo una poderosa reflexión al respecto y sabiendo que pagaba un precio muy alto por ello.

Mercedes Salisachs cuando tenía 92 años con su nieta Alejandra.

Reviso ahora la biografía de esa mujer bajita que no paró de hacer cosas y no se dejó vencer por los que no creían en lo que hacía -incluso dentro de su propia familia- y pienso que, de haber aprendido a hablar catalán, podría haber evitado quizá muchos enemigos.

'¡Pero es que resulta que sabes un montón de idiomas y no sabes catalán!', le llegaron a decir.

A veces, estamos inmersos en una situación que no entendemos y nos falta caer en la cuenta de algo muy cercano, muy evidente, que se nos escapa y sirve de excusa a la hora de concitar muchas envidias.


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