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Sunday, 12 February 2023

NADAR EN MITAD DE LA NOCHE

Pensar en los retos de la nadadora de ultradistancia Tita Llorens me perturba. El último fue el pasado 7 de febrero. Tardó 12 horas y 24 minutos en cruzar los 42 kms que hay entre Uruguay y Argentina sin traje de neopreno. Salió de Río de la Plata a las cuatro de la mañana y llegó a las cinco de la tarde a Punta Lara, en Argentina. Tita tiene 54 años y cuando la ves es cuando todavía te gusta más. Bajita, risueña, no tiene un físico espectacular. Está especialmente musculada pero ni de lejos tiene los pies de Ian Thorpe, el “chico de los pies de oro”, el nadador australiano que mide 1,95 cm y calza un 52 de pie. No son pies; está claro, lo suyo son aletas.

Tita, @titapeix, parece más joven de su edad, pero tampoco una chica de veinte años. Es que, cuando la ves, todavía te parecen más increíbles las cosas que ha conseguido hacer.

Nadar en aguas abiertas tiene algo de aventura extrema, de tesón máximo, de sobrenatural. A mí me parece un reto tan grande como aventurarte en la espeleología kárstica. No basta con haber nacido en una isla como Menorca para salir indemne de semejantes hazañas.

Fatiga, efectos de la sal en el cuerpo y en tu rostro, cambio en condiciones climáticas, corrientes de viento y oleajes. Por eso una distancia como la de Jávea a Ibiza se convirtió de 90 kms en 101,6 kms. La friolera de 36 horas y media a nado. La hazaña de Tita tuvo un trasfondo motivacional. Era su tercer intento. Nada más llegar a tierra firme, se acordó de Montserrat Tresserras (1), la primera mujer que lo intentó y no pudo conseguirlo, y de todas las mujeres luchadoras que persiguen sus sueños y no se dan por vencidas. 1

Las mujeres nadadoras que conozco que se han atrevido con las aguas abiertas, también en mi familia, saben de la resiliencia, la lucha, del no darse nunca por vencidas. Mis dos únicas aventuras en aguas abiertas han sido en cambio peripatéticas: acabé como un “bonito en salazón” pensando que quizá ese tipo de retos no esté hecho para mí. Eso no quita para quedarme sobrepasada por darme cuenta de la inmensa fortaleza mental que supone nadar en mitad de la noche imaginándome rodeada de medusas.

Y si todo esto te parece increíble, aún hay un detalle que te dejará helada. Seguro. Tita no nada con neopreno, sino con un bañador convencional. Nadar con neopreno te permite flotar, cansarte menos e ir más rápido. Y sobre todo, no coger frío; el frío hace que se agarroten los músculos. Ella elige nadar sin neopreno. Ni siquiera los nadadores más profesionales se atreven a nadar largas distancias sin neopreno.

Hay pocas mujeres en las aguas abiertas, pero las pocas que hay son fuertes y muy buenas. Tita dice que en su entorno han sido los hombres los que le han dado la fuerza para intentar los grandes retos.

Nadar en aguas abiertas es salir de tu zona de confort, enfrentarte a tus miedos más profundos, tan inmensos como el mar lleno de medusas y de animales marinos. Es enfocarse, flotar y dejarse llevar: aprender a dar una brazada y después otra, y otra, y otra. Esfuerzo, tenacidad, entrenamiento. Dicen que las mujeres lideran la ultradistancia y tienen menos ego que los hombres

Messi es muy grande pero ¡qué grande es Tita, por Dios! 


fuente de la imagen: https://www.pasionporelmar.com/es/noticia/tita-llorens-conquista-el-rio-de-la-plata/3967


NOTAS:

(1) Montserrat Tresserras, la “sirena de Olot” fue la primera nadadora española que cruzó el estrecho de Gibraltar en 1957 y la primera mujer del mundo en cruzar el canal de la Mancha en los dos sentidos: de Inglaterra a Francia (1958) y de Francia a Inglaterra (1961)

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