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Sunday 13 March 2022

Mis pequeños tesoros

 No son grandes, no son espectaculares. Son cosas mías. Tengo una colección de lapiceritos que eran de papá. A él le gustaba llevar en el bolsillo siempre un lapicero, de estos que vas apurando y apurando hasta que parece casi imposible que aún se le pueda sacar punta. Tenía un alumno al que también le gustaba llevar un lapicero así. Siempre le ofrecía un lápiz nuevo. Me decía que no, que prefería su minilápiz. Será cosa de hombres, como lo del pañuelo blanco bordado con la inicial.

Me encontré un montón de lapiceritos en un cajón de su habitación, y antes de que nadie se deshiciera de ellos pensando que no tenían valor, los guardé como uno de mis pequeños grandes tesoros. Escribir con un lapicero es muy agradable. Puedes escribir hasta dentro de la cama. Con un bolígrafo es más difícil, se interrumpe la tinta si lo inclinas. Con un lápiz no ocurre eso.

Anoche estuvimos viendo “Fabian”, una miniserie de dos episodios que se acaba de estrenar en Filmin y que se había presentado como película de tres horas en el festival de Berlín. Retrata el espíritu decadente que anticipó la llegada del horror nazi. El chico quería escribir una novela y sacaba su libretita con un lapicero y anotaba con letra muy pequeña. Así también, con letrita diminuta, estaban escritos los diarios de Eliseo Gómez Serrano, el maestro valenciano que se implicó con pasión en la renovación pedagógica de la república: fue concejal de Alicante y diputado de las cortes. El escribió unos Diarios que custodia el Archivo de la democracia de la Universidad de Alicante que son impresionantes, por esa constancia de continuar con sus sentimientos, con sus ideas ante las circunstancias que le sobrevinieron, como si supiese que nos iban a llegar como así ha sido.

En la madrugada del cinco de mayo de 1939, don Eliseo fue fusilado junto a otros nueve condenados, vecinos de Catral, Almoradí y Elche, jornaleros en su mayoría. No cabe duda de que la aparición de la noticia de la ejecución de la sentencia en la Hoja Oficial de Alicante, en la que su nombre encabezaba la lista de los fusilados, debió de causar una enorme impresión en la ciudad y marcar claramente, desde el principio, las severísimas condiciones de la represión (Francisco Moreno Sáez en https://memoriarecuperada.ua.es/memoriarecuperada_v1/represion/semblanzas/semblanza-eliseo-gomez-serrano/index.html)

En realidad, volcar las propias ideas por escrito en un diario es algo muy antiguo. Ahora la psicología lo llama “journaling”: anotar día a día pensamientos, deseos, miedos, esperanzas. Te recomiendan que sea un momento concreto del día y que con diez minutos es suficiente. Te ayuda a organizar la mente y resolver los problemas a través de la escritura.

Durante la pandemia, estuve rellenando mis libretas con letra apretujada. Hoy, domingo 13 de marzo se cumple el segundo aniversario del confinamiento. Ayer estuve revisando una de aquellas libretas.

Día 32 del confinamiento – Ha venido una nube negra a posarse en mi cabeza. Se ha instalado justo delante de mis ojos y me cuesta ver siquiera un rayito de luz. A mis ojos les duele la luz. Respiro más sosegada que ayer, pero la nube insiste en desplazarse conmigo a la cocina, al aseo, a la ventana, a las escaleras. No me deja tregua. Con una miga de pan he amasado una nube. La he amasado más de la cuenta hasta que ha quedado de color gris sucio y se la he puesto a un muñeco pinypon en la cabeza para imaginarme qué es lo que se siente con eso en la cabeza. El muñequito ha avanzado unos centimetros hasta llegar al microondas y ha estado a punto de caerse por la esquina del calentador...

«¿Tiene el mundo todavía algún talento para la decencia?», le pregunta el joven Jakob Fabian a su casera al principio de la serie. Yo me preguntaba durante esos días de confinamiento, y me lo sigo preguntando, si la decencia es algo que ya no existe. Fabian era un poco cínico. Yo soy más dramática e incrédula. A veces siento que todos somos un tanto extraños para nosotros mismos desde aquellos sucesos que nos comenzaron a acontecer aquel viernes 13 de marzo de 2020. Y si no, ¿qué hacía yo representándome en un Pinypon vagando por la encimera de mi propia cocina?




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