Tenía claro que quería hablar de lo que está ocurriendo con el confinamiento en Shanghai, pero no tengo palabras ahora mismo para hacerlo. Necesito tomar nota mental para acordarme en el futuro próximo. Me inquieta pensar que cuando estaba el virus en Wuhan lo veíamos como algo lejaaaano ¡y fíjate la que se lió!. Ahora todos estamos de vacaciones de semana santa. El virus solamente existe en Shanghai. Sentimos Schaudenfraude, algo así como alegría (Freude) por el daño (Schaden) ajeno. Es más bien alivio por el mal ajeno. Parece ser que en ese sentimiento se produce dopamina, el neurotransmisor que se encarga del placer. Total, Wuhan estaba a casi diez mil kilómetros, casi tanto como Shanghai. ¿Por qué pensar ahora en eso? Es mucha presión.
Anoche acabé de ver una miniserie británica Anne: One Mother's Story (2022) protagonizada por la actriz Maxine Peake, que lleva a cabo una maravillosa interpretación. Anne Williams, un ama de casa de Formby, Liverpool, rehusó la versión oficial de los acontecimientos en el incidente del estadio de Hillsborough (Sheffield) el 15 de abril de 1989 en el que su hijo Kevin, de quince años, perdió la vida junto a otras 96 personas que sencillamente habían ido a ver un partido de fútbol. Es prodigioso cómo esta mujer cuestionó desde el principio la versión oficial de los hechos sin ser consciente de en qué medida, visibilizando su dolor, estaba ayudando al resto de familiares a confrontar el suyo, consiguiendo además que el caso se volviese a abrir y reabrir hasta que se ha ido sabiendo lo que realmente ocurrió.
Lo peor en torno a la tragedia de Hillsborough fue la manipulación. Se responsabilizó a los hinchas por su conducta cuando las investigaciones al respecto determinaron claramente que los auténticos responsables fueron los organizadores y los encargados de seguridad. Me viene a la cabeza el accidente de Valencia (3 de julio de 2006), 43 fallecidos, o el descarrilamiento del tren de Santiago de Compostela (24 julio de 2013) en una curva, con 80 fallecidos. En ningún momento se han depurado responsabilidades. En enero de 2020 cuatro exdirectivos de la empresa Ferrocarrils de la Generalitat valenciana aceptaron su responsabilidad en la tragedia. Tras casi ocho años, miles de folios de investigación y cientos de pruebas, parece que se ha cerrado la instrucción del accidente de Santiago de Compostela en el tramo de la curva de Angrois, señalando a dos personas como posibles responsables del suceso.
La verdad está, por mucho que quieran desviarnos la atención, en alguna parte. A veces, hay que sacudirla para que salga a la luz, y no es fácil. Sobre todo cuando hay intereses de por medio. ¡Tantas estrategias para hacer desfallecer a la gente normal y corriente!
No quepo en mí de felicidad porque por fin la mascarilla dejará de ser obligatoria. ¡Y no me acabo de fiar ni un pelo! Tengo muy cerca el recuerdo de la navidad, de la tercera dosis, de las secuelas que he visto de la vacuna en gente cercana, del estado de terror generalizado con las fiestas navideñas en las que preferíamos no vernos a arriesgarnos, cumpliendo siempre con nuestra obligación de ciudadanxs. Ahora, como el virus no existe, cuando escucho a los pseudo expertos decir que “quizá es prematuro...” me quedo a cuadros. Creo que no debo creerme todo lo que me cuentan.
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